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DOMINGO 20 DE JULIO REFLEXIÓN EVANGÉLICA

  • Admin
  • 1 jul
  • 4 Min. de lectura

A. Evangelio



Tiempo ordinario

20 de julio 2025

LC 10, 38-42


Cuando iban de camino, entró en cierta aldea, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada junto a los pies del Señor, escuchaba su palabra.

Pero Marta andaba muy afanada con numerosos quehaceres;

y poniéndose delante, dijo, Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en las tareas de servir? Dile entonces que me eche una mano. Respondiendo, le dijo el Señor:

Marta, Marta, tú te preocupas y te inquietas por muchas cosas, pero una sola cosa es necesaria. María ha escogido la mejor parte, que no le será quitada.




B. Pasajes paralelos



Eangelio de Juan

12, 1-8


Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde estaba Lázaro, al que Jesús había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena. Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. María tomó una libra de perfume de nardo puro, muy caro, ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. Y la casa se llenó del aroma del perfume.

Entonces dijo Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar:

¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios y se ha dado a los pobres?. Pero esto lo dijo, no porque le importaran los pobres, sino porque era ladrón, y, como tenía la bolsa del dinero, se llevaba lo que echaban en ella. Jesús dijo: «Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura. Porque a los pobres los tendréis siempre con vosotros, pero a mí no me tendréis siempre.



Evangelio de Mateo

6,25-34


Por eso os digo: no andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis o qué beberéis; ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis.

¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros; y, sin embargo, vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellas? ¿Quién de vosotros, por más que se preocupe, puede añadir una sola hora al curso de su vida? Y por el vestido, ¿por qué os preocupáis?

Observad cómo crecen los lirios del campo: no trabajan ni hilan. Pues bien, os digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió como uno de ellos.

Y si a la hierba del campo, que hoy existe y mañana se echa al horno, Dios la viste así, ¿no lo hará mucho más con vosotros, hombres de poca fe? No andéis, pues, preocupados diciendo: "¿Qué vamos a comer?", "¿Qué vamos a beber?", "¿Con qué nos vamos a vestir?". Que por todas esas cosas se afanan los gentiles; pues bien sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso.Buscad primero el Reino de Dios y su justicia,

y todas esas cosas se os darán por añadidura. Así que no os preocupéis del mañana: el mañana se preocupará de sí mismo.

A cada día le basta su propio mal.




Evangelio de Lucas

8, 19-21


Su madre y sus hermanos fueron a verlo, pero no podían llegar hasta él a causa de la gente. Le anunciaron: «Tu madre y tus hermanos están ahí fuera y quieren verte. Pero él respondió: Mi madre y mis hermanos son aquellos que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica.



C. Iluminación desde el Antiguo Testamento



Gn 18, 1-10


El Señor se le apareció a Abraham en el encinar de Mambré, mientras él estaba sentado a la entrada de su tienda, en el calor del día. Alzó la vista y vio que tres hombres estaban de pie frente a él. Al verlos, corrió desde la entrada de la tienda a su encuentro, se postró en tierra y dijo: «Señor mío, si he hallado gracia a tus ojos, no pases de largo junto a tu siervo. Que se traiga un poco de agua, lavaos los pies y recostaos bajo el árbol. Traeré un bocado de pan y reconfortaréis vuestro corazón, antes de seguir adelante. Ya que habéis pasado junto a vuestro siervo.

Ellos dijeron: Haz como has dicho.

Abraham fue aprisa a la tienda donde estaba Sara y le dijo: Date prisa, toma tres medidas de flor de harina, amásalas y haz unas tortas. Corrió luego Abraham al ganado, tomó un ternero tierno y bueno, se lo dio al criado y este se dio prisa en prepararlo. Tomó cuajada, leche y el ternero preparado, lo puso todo delante de ellos y, mientras comían, él permanecía de pie junto a ellos bajo el árbol. Ellos le preguntaron: «¿Dónde está Sara, tu mujer?. Él respondió: Aquí, en la tienda. Entonces dijo uno: Volveré sin falta el año próximo por este tiempo, y entonces Sara, tu mujer, tendrá un hijo.



Deuteronomio 30,19-20


Hoy tomo por testigos contra vosotros al cielo y a la tierra: te he propuesto la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Elige, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia; amando al Señor, tu Dios, escuchando su voz y adhiriéndote a Él. Pues Él es tu vida y la largura de tus días, para habitar en la tierra que el Señor juró dar a tus padres, a Abraham, a Isaac y a Jacob.



Deuteronomio 6,4


Escucha, Israel: el Señor, nuestro Dios, es solamente uno.





D. Contexto cultural en los tiempos de Jesús


Jesús se movía dentro de un contexto judío profundamente influenciado por la Torá y las tradiciones orales. Los rabinos enseñaban en sinagogas o casas, y el aprendizaje se basaba en la escucha y el diálogo. La tensión entre acción y contemplación también se refleja en escuelas de sabiduría judías, donde la sabiduría práctica y la teórica tenían su lugar.




E. Preguntas para Reflexionar


1. ¿Con cuál de las hermanas me identifico más: con Marta, que está activa y preocupada por servir, o con María, que se sienta a escuchar a Jesús?


2. ¿Cómo equilibro en mi vida la acción y la contemplación? ¿Dedico tiempo a “sentarme a los pies” de Jesús, o me dejo absorber solo por las tareas y preocupaciones?


3. ¿Qué “ruidos” o “preocupaciones” me impiden escuchar la voz de Dios en mi día a día?


4. ¿Cuánto tiempo dedico a la lectura y meditación de la Palabra de Dios? ¿Lo hago con atención y apertura?


5. ¿Estoy dispuesto/a a dejar que la Palabra de Dios transforme mis prioridades y mi manera de vivir?



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