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058 “BENEDICTO EL GRANDE”


No hay dos Ratzinger; el defensor de la fe y el hombre del diálogo auténtico y la búsqueda humilde de la verdad son uno y el mismo.

El 19 de abril de 2005, Joseph Ratzinger, fue designado como el 265o líder de la Iglesia católica, se comparó con su predecesor, diciendo que después del gran Juan Pablo II, los cardenales habían elegido sólo a un sencillo y humilde trabajador de la viña del Señor.




Reflexión Evangélica:

Mt 25, 20-12


Llegándose el que había recibido cinco talentos, presentó otros cinco, diciendo: “Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes otros cinco que he ganado”. Su señor le dijo: "¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor”.


Revisión de compromisos y oración espontánea


Caso de vida


No hay dos Ratzinger; el defensor de la fe y el hombre del diálogo auténtico y la búsqueda humilde de la verdad son uno y el mismo.

El 19 de abril de 2005, Joseph Ratzinger, fue designado como el 265o líder de la Iglesia católica, se comparó con su predecesor, diciendo que después del gran Juan Pablo II, los cardenales habían elegido sólo a un sencillo y humilde trabajador de la viña del Señor. La elección de Ratzinger como Pontífice fue considerada, como una decisión de los cardenales electores para tener una especie de papado amortiguador que permitiera que las semillas plantadas durante los 26 años de reinado de Juan Pablo el Grande, dieran fruto y maduraran.

Benedicto fue elegido para guiar a la Iglesia en el nuevo mundo posmoderno del relativismo y el escepticismo radical por un camino en que nadie esperaba que cambiara radicalmente las cosas. En 2023, los fieles ya empiezan a llamarle Benedicto el Grande. Se convirtió en el primer Papa que renunciaba voluntariamente al oficio de Pedro desde Celestino V en 1294 y envió ondas de choque a toda la Iglesia. Por tanto, es también el mejor punto de partida para intentar comprender quién era realmente Ratzinger. Su decisión fue tomada con plena libertad, motivada por la constatación de que ya no tenía fuerzas para desempeñar adecuadamente todas las tareas exigidas al Papa. La cuestión iba más allá del mero pragmatismo. Porque en la mente de Benedicto también se abría una nueva forma de permanecer «al lado del Señor crucificado», a través del «servicio de la oración» en lugar del gobierno activo. El Señor me llama a ‘subir a la montaña’, hacer más oración y meditación, pero esto no significa abandonar la Iglesia, si Dios me lo pide, es para seguir sirviendo a la Iglesia con la misma dedicación y el mismo amor como lo he hecho, pero de un modo más adecuado a mi edad y a mis fuerzas. Esta dramática insistencia era en la primacía absoluta de la oración en la vida de cada individuo y de toda la Iglesia, y su correspondiente comprensión del cristianismo como la «historia de amor» entre Dios y la humanidad, esta realidad de Ratzinger que no ha sido subrayada hasta ahora; podría constituir en realidad su mayor legado como un maestro espiritual para las generaciones venideras.

Afirmó: “Dios creó el universo para entrar en una historia de amor con la humanidad. Lo creó para que pudiera existir el amor. La historia de la salvación no fue «un pequeño acontecimiento, en un pobre planeta, en la inmensidad del universo, sino el motivo de todo, el motivo de la creación, todo ha sido creado para que pueda existir esta historia, el encuentro entre Dios y su criatura”. En Deus Caritas Est, en 2005, proclamó asimismo que “Dios es la fuente absoluta y última de todo ser”. Y dos años más tarde, explicó que el amor de Dios por el hombre no era sólo ágape, el amor oblativo de quien busca el bien del otro, sino también eros, es decir, el amor de quien desea poseer lo que le falta, el amor de quien anhela la unión con el amado. El eros forma parte del Corazón mismo de Dios: el Todopoderoso espera el «sí» de sus criaturas como un joven esposo el de su novia, y añadió: “En la Cruz, es Dios mismo quien implora el amor de su criatura: Tiene sed del amor de cada uno de nosotros”.

Abundan los textos en los que Ratzinger interpretó los principios centrales del cristianismo, la creación, la historia de la salvación, la encarnación, muerte y resurrección de Cristo, María, la Iglesia, el bautismo y la Eucaristía. Y si esto no fuera suficiente, nos dejó también un precioso testimonio de cómo había configurado su propia peregrinación en la tierra. En los últimos días de su pontificado, describió bellamente la fe como nada más que el toque de la mano de Dios en la noche del mundo, y así en el silencio oír la palabra, ver el amor.

Tras su abdicación, añadió: “Quisiera invitarnos a todos a renovar nuestra firme confianza en el Señor, a confiarnos como niños en los brazos de Dios, en esos brazos que nos sostienen siempre. Que todos se sientan amados por ese Dios que ha dado a su Hijo por nosotros y que nos ha manifestado su amor infinito. Quiero que todos sientan la alegría de ser cristianos”.

Ratzinger siempre ha sido conocido y respetado como la voz que ha defendido la necesidad de la fe para la razón y la necesidad de la razón para la fe, y como el intelectual que quizá más que nadie en el siglo XX ha explorado el significado de la identidad y la misión cristianas en el mundo moderno, es muy posible que las generaciones futuras no le conozcan principalmente como «Ratzinger el teólogo», sino como «Ratzinger, el místico del amor de Dios por la humanidad».

Ofreció al hombre del siglo XX una respuesta a sus preguntas sobre el sentido de la fe, la existencia y la misión cristianas, Ratzinger desarrolló una teología válida para todos los tiempos. La clave residía en su distinción entre lo que pertenecía al verdadero núcleo del mensaje evangélico y lo que no era más que una forma secundaria y cultural de entender y expresar esa verdad de la revelación.

«Ratzinger el místico» pasará a la historia como «Ratzinger el teólogo». Y un día –quizás no muy lejano en el tiempo– podrán simplemente unirse bajo el título de «Benedicto el Grande».


A continuación se les ofrecen algunas ideas para desarrollar el encuentro. Son sólo sugerencias de apoyo para quien lo dirija.


Preguntas para reflexionar el caso


  • ¿Sabes quién fue Benedicto XVI el Papa emérito?

  • ¿Por qué crees que llegó a ser un doctor de la Iglesia?

  • ¿En qué crees que radicó su gran fidelidad a Dios?

  • ¿Estás convencido de que lo que lo llevó a ser quien fue, consistió en hacer siempre la Voluntad de Dios?

  • ¿Sabías que fue también un teólogo, por qué?

  • ¿Te has puesto a pensar que si tú eres fiel y buscas siempre hacer la Voluntad de Dios para así, como Benedicto XVI, puedas dejar un gran testimonio de amor a Dios a quienes te rodean?


Causas y consecuencias


Porqué sucedió esto y qué efectos genera


Causas

• Fidelidad

• Amor a Dios

• Entrega

• Generosidad

• Hacer siempre la Voluntad de Dios

• Certeza de la vida eterna

Consecuencias

• Un gran legado

• Felicidad

• Plenitud

• Paz

• Alegría

• Certeza del amor de Dios al hombre

• Certeza de la Resurrección


¿Qué diría el mundo?


Explicar la forma de pensar del mundo ante el caso expuesto


Tras la muerte de Benedicto XVI, se multiplican las peticiones para que sea proclamado "Doctor de la Iglesia”, lo comparan con San Agustín, su maestro. Después de siglos hemos tenido un papa teólogo, un maestro de la teología.

Ratzinger estaba convencido de que, en su esencia, el cristianismo no era una serie de ideas, doctrinas y mandamientos éticos, sino el encuentro vivo con Dios, lo dio a conocer en la inmensa mayoría de sus meditaciones, homilías, conferencias e incluso sus escritos

teológicos. Textos abundan y a través de ellos Ratzinger interpretó los principios centrales del cristianismo –la creación, la historia de la salvación, la encarnación, muerte y resurrección de Cristo, María, la Iglesia, el bautismo y la Eucaristía.

Las Obras Completas de sus escritos abarcan 15 volúmenes, y la mayoría de ellos tienen más de 1.000 páginas – significa que los expertos en la materia seguirán estudiando sus textos durante años.

Por ello y por todas las enseñanzas que trasmitió a lo largo de su vida, piden que sea proclamado “Doctor de la Iglesia”


¿Qué diría Cristo?


Pasajes bíblicos que iluminen el caso


Mt 24, 45-47

“Imagínense un administrador digno de confianza y capaz. Su señor lo ha puesto al frente de su familia, y es él quien les reparte el alimento a su debido tiempo. Afortunado será este servidor si, al venir su señor, lo encuentra cumpliendo su deber. En verdad les digo: su señor lo pondrá al cuidado de todo lo que tiene”.

Mt 7, 18-21

“Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y arrojado al fuego. Así que por sus frutos los reconoceréis”. “No todo el que me diga: "Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial”.

Mc 3, 33-35

El les responde: “¿Quién es mi madre y mis hermanos?” Y mirando en torno a los que estaban sentados en corro, a su alrededor, dice: “Estos son mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre”.

Jn 6,40

“Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y que yo le resucite el último día”.

Mt 7, 20-21

“Así que por sus frutos los reconoceréis. No todo el que me diga: "Señor, Señor", entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial”.


¿Qué diría la Iglesia?


Referentes doctrinales que iluminen el caso


Papa Francisco: “Hablando de la gentileza, el pensamiento va espontáneamente al queridísimo Papa emérito, Benedicto XVI. Con conmoción recordamos su persona así de noble, así de gentil. Y sentimos en el corazón tanta gratitud: gratitud a Dios por haberlo dado a la Iglesia y al mundo. Gratitud a él por todo el bien que ha realizado; sobre todo por su testimonio de fe y de oración, especialmente en estos últimos años de vida retirada. Sólo Dios conoce el valor y la fuerza de su intercesión y de sus sacrificios ofrecidos en bien de la

Iglesia”.


Actuares y compromiso


Se dan unas sugerencias, pero cada equipo debe pedir luz al Espíritu Santo para ellos.


En equipo en esta semana, leer y meditar alguno de los escritos de Benedicto XVI sobre el Génesis, sobre la creación.

Esta semana estar atentos a las inspiraciones del Espíritu Santo y ser fiel a ellas.


Oración final

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