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DOMINGO 27 DE JULIO REFLEXIÓN EVANGÉLICA

  • Admin
  • 2 jul
  • 3 Min. de lectura

A. Evangelio


Tiempo ordinario

27 de julio 2025

Lucas 11, 1-13


Estaba Jesús orando en cierto lugar; y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó también a sus discípulos. Él les dijo:

Cuando oréis, decid: Padre, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en la tentación. Y les dijo: Si uno de vosotros tiene un amigo y acude a él a medianoche y le dice: “Amigo, préstame tres panes, porque un amigo mío ha llegado de viaje a mi casa y no tengo qué ofrecerle”, y aquel, desde dentro, le responde: “No me molestes; la puerta está cerrada y mis hijos y yo estamos acostados; no puedo levantarme a dártelos”,os digo que, si no se levanta a dárselos por ser amigo suyo, al menos por su impertinencia se levantará y le dará cuanto necesite. Así pues, yo os digo: Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre.

¿Qué padre entre vosotros, si su hijo le pide un pez, le dará una serpiente en lugar del pez? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?

Si vosotros, pues, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos,

¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!




B. Pasajes paralelos



Evangelio de Mateo

6, 9-13


Jesus les dijo: Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan cotidiano. Perdónanos nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.




Evangelio de Lucas

18,1-8


Les decía una parábola para mostrar que es necesario orar siempre, sin desfallecer: Había un juez en una ciudad que no temía a Dios ni respetaba a los hombres. Había también en aquella ciudad una viuda que acudía a él diciendo: “Hazme justicia contra mi adversario”. Durante mucho tiempo no quiso, pero después se dijo a sí mismo:

“Aunque ni temo a Dios ni respeto a los hombres, como esta viuda me molesta, le haré justicia, no sea que viniendo continuamente me agote la paciencia”. Dijo, pues, el Señor:

Escuchad lo que dice el juez injusto. Y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman a él día y noche, aunque los haga esperar? Os digo que les hará justicia pronto. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?



Evangelio de Mateo

7, 7-11


Pedid y se os dará; buscad y encontraréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre. ¿O es que alguno de vosotros le da una piedra a su hijo si le pide pan? ¿O si le pide un pez, le da una serpiente? Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan!



C. Iluminación desde el Antiguo Testamento




Jeremías 29,11-13


“Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —oráculo del Señor—: planes de prosperidad y no de desgracia, para darles un futuro y una esperanza. Me invocaréis, vendréis a rogarme, y yo os escucharé. Me buscaréis y me encontraréis, porque me buscaréis de todo corazón.”



Salmos 34,33, 5-7


Busqué al Señor, y él me respondió, me libró de todos mis temores. Los que lo miran quedan radiantes, su rostro no se avergonzará. Este pobre gritó, y el Señor lo escuchó, y lo salvó de todas sus angustias.




Deuteronomio 4,7


“¿Qué nación hay tan grande que tenga a los dioses tan cerca como lo está el Señor nuestro Dios siempre que lo invocamos?”





D. Contexto cultural en los tiempos de Jesús



Jesús contrasta su enseñanza con la de los fariseos, que muchas veces oraban en público para ser vistos. Él propone una oración humilde, íntima y sincera, no cargada de repeticiones ni méritos.

Por eso enseña: “Cuando oréis, no seáis como los hipócritas...” (Mt 6,5), y propone una confianza sencilla y persistente.




E. Preguntas para Reflexionar



1. ¿Creo realmente que Dios es un Padre bueno que desea darme lo mejor?


2. ¿Cómo es mi imagen de Dios: cercana y confiada, o distante y temerosa?



3. ¿Tengo la costumbre de hablar con Dios como un hijo habla con su padre?


4. ¿Con qué frecuencia oro con sinceridad, no solo repitiendo palabras, sino abriendo el corazón?


5. ¿Soy constante en mi oración, o solo recurro a Dios en momentos de necesidad?

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