DOMINGO 03 DE AGOSTO REFLEXIÓN EVANGÉLICA
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- 30 jul
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A. Evangelio

Tiempo ordinario
03 de agosto 2025
Lc 12, 13-21
En aquel tiempo, dijo uno de entre la gente a Jesús: Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia. Él le dijo: Hombre, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre vosotros?.
Y les dijo: Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes.
Y les propuso una parábola: Las tierras de un hombre rico produjeron una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos, diciéndose: “¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha”. Y se dijo: “Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el trigo y mis bienes. Y entonces me diré a mí mismo: alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, banquetea alegremente”. Pero Dios le dijo: “Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado?”. Así es el que atesora para sí y no es rico ante Dios.
B. Pasajes paralelos

Evangelio de Mateo
6, 19-21
No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido los corrompen y donde los ladrones minan y roban; sino hacéos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido corrompen, y donde los ladrones no minan ni roban. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
C. Iluminación desde el Antiguo Testamento

Deuteronomio 8,17–18
No digas en tu corazón: «Mi poder y la fuerza de mi mano me han producido esta riqueza.» Acuérdate del Señor tu Dios, porque es él quien te da poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su alianza que juró a tus padres, como en este día.

Salmo 49,17-20
El hombre en la abundancia de sus bienes no puede redimirse, ni dar a Dios su rescate; porque la redención de su alma es costosa y no se consigue jamás, para que viva siempre y no vea la corrupción.Ve que los sabios mueren, igual que el necio, y que ambos desaparecen, dejando a otros sus riquezas.
D. Contexto cultural en los tiempos de Jesús

Palestina en el siglo I estaba bajo dominio romano, con una fuerte división social. Había una élite rica, a menudo relacionada con los romanos y los poderes religiosos (sumos sacerdotes, terratenientes). La mayoría del pueblo era pobre, campesinos, artesanos, jornaleros que luchaban por sobrevivir. La riqueza era vista como signo de bendición divina, pero también generaba tensiones sociales.
E. Preguntas para Reflexionar

¿Qué significa para mí “heredar la vida eterna”?
¿Cómo lo busco en mi vida diaria?
¿Cuáles “mandamientos” o valores fundamentales siento que Dios me pide cumplir?
¿En qué áreas de mi vida me cuesta más renunciar o dejar de aferrarme, como el joven rico a sus bienes?
¿Cómo manejo mis bienes materiales? ¿Los veo como un fin en sí mismos o como un medio para hacer el bien?
¿Estoy dispuesto/a a seguir a Jesús incluso cuando implica sacrificios o cambios profundos?



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